Ha pasado mucho tiempo desde las dos primeras entregas de la gran serie Confesiones del Pasado.
Por fin llega la tercera entrega. ¡Ya en tu kiosco! ... uy, no, me estoy yendo, me estoy yendo...
Si no leíste la parte UNO y la DOS, aprovecha para hacerlo ahora antes de leer esta última entrega de la saga.
La pasada semana tuve una quedada con la chica protagonista de la historia. Llevábamos cuatro meses sin vernos. Cuatro meses exactos. Decidimos vernos a última hora de la tarde, para ir a tomar algo cerca de la playa, aprovechando esta inusual temperatura de octubre, provocada por el "veranillo de San Miguel".
Quedamos en la zona donde ella había aparcado su coche. En cuanto me ve llegar sale del coche, y... ¡Oh, Dios mío! No sé cómo se lo hace, pero esta mujer está cada día más espectacular. Lucía un look de ropa negra, a base de tacón alto (que le proporciona una altura de metro ochenta o algo más), falda corta por encima de la rodilla (a la par que elegante), y camisa negra con un precioso escote lo suficientemente grande como para insinuar la curvatura de su precioso pecho y lo bastante pequeño como para no ser un escote vulgar y guarreras. Y como variante a las últimas ocasiones, el remate era un cambio en su habitual flequillo recto para cambiarlo por uno de lado, debido a que se está dejando el pelo más largo. He decir que este nuevo flequillo de lado le queda mucho mejor.
Encontramos un sitio donde sentarnos y tomar algo. Esta parte os la resumiré bien rápido:
hablamos de cosas típicas como el trabajo, los amigos, la vida en general. El momentazo de la conversación fue cuando hablamos de los embarazos y de su interés en quedarse embarazada pronto. Lo está intentando con el novio, pero de momento, nada de nada. Y es tras este comentario cuando decido que estos encuentros con ella no pueden seguir. O al menos no pueden seguir de esta manera.
Al finalizar la cita vamos a los coches. Uno aparcado detrás del otro. Cuando parecía que la charla se iba a acabar con el habitual "...a ver si nos vemos otro día..." decidí dejar las cosas claras. Le dije que me encanta quedar con ella, que me encanta verla. Que me gusta mucho verla. O acortando más esta frase, que me gusta mucho.
Ella y yo ya nos hicimos esta confesión en la primera parte de la saga, pero yo no puedo seguir viéndola si ella sólo va a querer una relación de amistad, y así se lo hice saber. Ella se sorprendió con mi sinceridad, pero no con el contenido de la información. Le dije que si no fuera porque tiene novio, yo ya me hubiera lanzado a morderle el cuello (metafóricamente, que no quiero que nadie se piense que soy un Milkybar de los de Crepúsculo). Ella me agradeció que no lo hiciera. En ese momento le dije que si no lo hacía era porque me estaba aguantando las enormes ganas de hacerlo, y que no sé si podría hacerlo mucho más. Así que para acabar le comenté que sería mejor no vernos más, o al menos no vernos en un tiempo, porque ya sabe el riesgo a que se puede enfrentar.
La conversación acabo con un comentario por su parte, donde me dijo que a ella también le gusta mucho quedar conmigo, pero sólo en plan amigos, y que le dolería no volver a vernos más veces. Pero al mismo tiempo entiende mi postura y la respeta.
Nos metimos en su coche para poner su GPS y protegernos un poco del fresquito que empezaba a hacer. Y acabamos despidiéndonos con dos besos y dos miradas que era difícil descifrar.
FIN
Y aquí se abre la ronda de hipótesis. ¿Realmente sólo quería amistad desde el primer momento? ¿Querría algo más y estuvo tanteando el terreno? ¿Buscaba algo más pero luego se arrepintió de buscarlo? ¿Sigue buscándolo pero no lo tiene claro?
Puede que nunca lo sepamos...
Por fin llega la tercera entrega. ¡Ya en tu kiosco! ... uy, no, me estoy yendo, me estoy yendo...
Si no leíste la parte UNO y la DOS, aprovecha para hacerlo ahora antes de leer esta última entrega de la saga.
La pasada semana tuve una quedada con la chica protagonista de la historia. Llevábamos cuatro meses sin vernos. Cuatro meses exactos. Decidimos vernos a última hora de la tarde, para ir a tomar algo cerca de la playa, aprovechando esta inusual temperatura de octubre, provocada por el "veranillo de San Miguel".
Quedamos en la zona donde ella había aparcado su coche. En cuanto me ve llegar sale del coche, y... ¡Oh, Dios mío! No sé cómo se lo hace, pero esta mujer está cada día más espectacular. Lucía un look de ropa negra, a base de tacón alto (que le proporciona una altura de metro ochenta o algo más), falda corta por encima de la rodilla (a la par que elegante), y camisa negra con un precioso escote lo suficientemente grande como para insinuar la curvatura de su precioso pecho y lo bastante pequeño como para no ser un escote vulgar y guarreras. Y como variante a las últimas ocasiones, el remate era un cambio en su habitual flequillo recto para cambiarlo por uno de lado, debido a que se está dejando el pelo más largo. He decir que este nuevo flequillo de lado le queda mucho mejor.
Encontramos un sitio donde sentarnos y tomar algo. Esta parte os la resumiré bien rápido:
hablamos de cosas típicas como el trabajo, los amigos, la vida en general. El momentazo de la conversación fue cuando hablamos de los embarazos y de su interés en quedarse embarazada pronto. Lo está intentando con el novio, pero de momento, nada de nada. Y es tras este comentario cuando decido que estos encuentros con ella no pueden seguir. O al menos no pueden seguir de esta manera.
Al finalizar la cita vamos a los coches. Uno aparcado detrás del otro. Cuando parecía que la charla se iba a acabar con el habitual "...a ver si nos vemos otro día..." decidí dejar las cosas claras. Le dije que me encanta quedar con ella, que me encanta verla. Que me gusta mucho verla. O acortando más esta frase, que me gusta mucho.
Ella y yo ya nos hicimos esta confesión en la primera parte de la saga, pero yo no puedo seguir viéndola si ella sólo va a querer una relación de amistad, y así se lo hice saber. Ella se sorprendió con mi sinceridad, pero no con el contenido de la información. Le dije que si no fuera porque tiene novio, yo ya me hubiera lanzado a morderle el cuello (metafóricamente, que no quiero que nadie se piense que soy un Milkybar de los de Crepúsculo). Ella me agradeció que no lo hiciera. En ese momento le dije que si no lo hacía era porque me estaba aguantando las enormes ganas de hacerlo, y que no sé si podría hacerlo mucho más. Así que para acabar le comenté que sería mejor no vernos más, o al menos no vernos en un tiempo, porque ya sabe el riesgo a que se puede enfrentar.
La conversación acabo con un comentario por su parte, donde me dijo que a ella también le gusta mucho quedar conmigo, pero sólo en plan amigos, y que le dolería no volver a vernos más veces. Pero al mismo tiempo entiende mi postura y la respeta.
Nos metimos en su coche para poner su GPS y protegernos un poco del fresquito que empezaba a hacer. Y acabamos despidiéndonos con dos besos y dos miradas que era difícil descifrar.
FIN
Y aquí se abre la ronda de hipótesis. ¿Realmente sólo quería amistad desde el primer momento? ¿Querría algo más y estuvo tanteando el terreno? ¿Buscaba algo más pero luego se arrepintió de buscarlo? ¿Sigue buscándolo pero no lo tiene claro?
Puede que nunca lo sepamos...
Mi percepción de la história es que tod@s notamos cuando gustamos a alguién y cuando esto pasa la cita/as con esta persona son especiales. Aunque no pase nada pero a una persona a la que le gustas, ésta siempre se esmerará en hacerte sentir especial, interesarse por ti,y a quien le amarga un dulce?
ResponderEliminarTu decisión es la que veo más acertada Patronio, porque alguién que te dice que se está intentando quedar embarazada..
Como dice la canción: agua que no has de beber, déjala correr..
Pues si Yes. Tu lo has dicho... Agua que no has de beber...
EliminarY bueno, yo la dejare correr, pero no antes sin dejarle claro a ella la sed que tenia.
Que gracioso Patronio en cuanto al comentario de la sed que tenías, se refiere.. no a la historia que es más bien triste, para ti. Creo que hiciste bién en exponer tus sentimientos.
EliminarUn toquecito de humor nunca va mal.
EliminarY en cuanto a exponer ciertos sentimientos, creo que en algunos momentos es totalmente necesario, sobre todo para no pasarlo tan mal y dejar las cosas claras. Que ya somos mayorcitos... :P