ENFERMOS by Christian Gay

By | 13:30 Leave a Comment
Todos sabemos que hay momentos en la vida en los que se echa de menos, más que nunca, a un novio. Os hemos contado muchas veces, aunque estemos súper orgullosos de ser solteros hay momentos concretos en los que se echa y se necesita a un novio/pareja/maromo.  Vamos a hacer un breve recordatorio de esos momentos:

- Para cambiar la funda nórdica. Se podría considerar deporte de riesgo extremo si lo haces tú solo, mientras que si lo haces en pareja, puede resultar hasta divertido,
- Para montar muebles de ikea. Nos hemos declarado en múltiples ocasiones como BRICOLERDOS y por eso a la hora de hacer reformas necesitamos a un novio que nos eche una mano, a nosotros y  a los muebles.
- Para calentar la cama en invierno. Ni estufas ni nada, lo mejor para calentar una cama es un buen novio dispuesto a darte calor. Y,como no tenemos esa fuente de calor natural a nuestro lado por las noches... Nos resfriamos.

¿Y qué pasa cuando nos resfriamos? Que cerramos el círculo porque necesitamos un novio.

Estamos o no de acuerdo que una de las situaciones en las que MAS  se puede echar de menos a un novio, no es otra que estar enfermo.

A todos nos vienen bien unos cuidados y unos mimos cuando estamos cual despojo humano en la cama por culpa de un gripazo o resfriado, no?  Pues a falta de madre (que su presencia es insuperable en estos menesteres ) la mejor figura para cuidarnos sería un novio.

Pero… ¿cuál es nuestro problema? QUE NO TENEMOS NOVIO!!

No se puede llamar a cualquiera para que venga a mimarnos teniendo en cuenta las pintas horrorosas que tenemos en esos momentos. ¿Cómo vamos a dejar entrar a según quién en casa si nuestra pose en el sofà es como si nos hubieran tirado de un quinto piso y nos hubieran dejado caer sobre él sin posibilidad de movernos? Esas lagañas, ojos llorosos, pelos imposibles, kleenex en mano y mocos colgando no deben ser nunca vistos fuera de las paredes de nuestras casas ni por personas que no sean de confianza extrema (esto parece el título de un reality).

¿Entonces como lo hacemos?

Pedimos una taza de caldo por grindr? Seguro que encontraremos algún vecinito con ganas de venir a traernos un vaso de caldo o leche para hacernos entrar en calor… aunque seguramente sus intenciones para calentarnos serán otras muy diferentes y nuestro cuerpo no está pa' esos trores.
Pedimos que nos vengan a tomar la temperatura a algún ‘amiguito’ de whatsapp? Mejor no, que diciéndole que vegan a tomarte la temperatura por estar enfermo seguro que se creen que es un jueguecito sexual (rollo jugar a los médicos) y el termómetro que van a usar va a ser… ya sabéis!
Pedimos que nos vayan a comprar un medicamento a la farmacia a los followers de Twitter? A la que veas que uno de tus followers se hace un # rollo #enfarmacia #paseando #díalibre pues le atacas con un DM lleno de pena y le pides que te traiga tu medicina. Aunque yo es decir medicina y cantar Carlos Baute... #asísoy
Pedimos que nos prepare la comida a algún maromo de Instagram? Si por alguna cosa se caracteriza Instagram es por la manía de colgar las fotos de todo lo que te comes (sobretodo cup cakes  y cafés). Por eso, aprovecharemos a que alguno de nuestros followers/fans cuelgue una foto de algo que nos apetezca y pedirle que nos lo traiga a casa. Esos detalles se recompensaran en su justa medida cuando la gripe haya pasado totalmente y estemos al 100% de nuestras facultades.

Estoy por inventarme una app para nuestro Smartphone que se llame:  Mimagram o Cuidabook para casos de extrema necesidad, para que los demás solteros del barrio que estén conectados a ella puedan venir a mimarnos un poco. ¿Lo vemos, no?

Eso sí, en esos momentos como en las Vegas: lo que suceda en enfermilandia se queda en enfermilandia.






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