SÚPER RAMÓN by Christian Gay

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Ligar en el bar, en la discoteca, en un restaurante o por la calle son situaciones tan cotidianas que ya no nos suponen ni mucho esfuerzo, ni mucho morbo.

De hecho, el otro día quedé de nuevo con mi amigo Ramón ( los lectores asiduos ya lo conocéis de otro post anterior y para los que no sois asiduos, os informo de que Ramón es un tiarrón hetero, hecho y derecho) para tomar algo. 


La excusa era tomar ‘algo’ pero la realidad era invitarle a él y a su taladro (no va con doble intención ) a que me clavara unos clavos (tampoco tiene doble sentido) y me tapara un agujero que tengo en mi habitación (sigue sin tener doble sentido). Es lo que tiene ser heterosexual y manitas y que los amigos gays que abusen de ti para estas cosas porque no son capaces ni de cambiar una bombilla.

Vino a casa encantado. Hizo su trabajo magníficamente: me taladró, me clavó y me tapo el agujero como nadie. Se esforzó como solo él sabe hacerlo. Dio lo mejor de él y su trabajo me dejó muy pero que muy satisfecho.

Para agradecérselo, me dispuse a preparar unos gin tonics pero… maldición! No tenía hielo. Así que fuimos a por hielo al súper.

Antes de seguir con mi historia tengo que situaros geográficamente. Vivo en Barcelona justo en el Gayxample (barrio marica por excelencia de la capital catalana). En este barrio se respira mariconeo por todas sus esquinas. Un alto porcentaje de los vecinos, tiendas, hoteles, restaurantes y, por supuesto, bares y discotecas son destinadas al público gay. ¿Dónde sino podría vivir yo? Pero siempre hay lugares neutrales que no tienen que ser gays o relacionados con el mundo mariconil. Por ejemplo, un SUPERMERCADO. Un supermercado no es hetero o gay, pero claro… si los chicos que trabajan allí son todos gays, es obvio que el súper también puede ser un lugar de ligoteo máximo.

Sigo con mi historia.

Ramón y un servidor nos dirigimos al súper a por hielo. Al entrar, el guardia jurado de la puerta ya me hizo una sonrisita sospechosa aunque no teníamos muy claro si iba dirigida mi o a Ramón. A Ramón y a su apabullante heterosexualidad, no les hizo ni pizca de gracia la sonrisita. De hecho, a mi tampoco porque el guardia jurado no era guapo, pero claro… un uniforme es un uniforme y una porra es un porra, y eso hace que aunque sea por unos instantes tu imaginación vuele un poco. 


RAMÓN: ¿No me jodas que el segurata está buscando guerra?

CHRISTIAN: (risa) No, solo quiere usar su porra.

Le pido a ramón que coja un carro que, ya que estamos, compraré algunas cosas más. Así acabo de abusar de él y me ayuda a subir la compra a casa.

En el pasillo de la leche nos cruzamos con el reponedor más guapo y sexy de la historia. Un cruce de miradas sin más repercusión que un saludo. Me dirijo a la estantería y cojo el pack de leche semidesnatada que siempre compro.

RAMÓN: ¿Dónde vas con tanta leche?

CHRISTIAN: Yo soy muy de leche Ramón (Lo sé, Mire, me censura esta parte fijo pero es cierto, me encanta la leche, y ese sigue sin ir con segundas intenciones y no lo saquéis de contexto marranotes).

Después de mi frase al reponedor se le cayeron todos los bricks de leche por el suelo, le ayudamos a recogerlos, nos sonreímos, me dedicó un guiño y yo le mostré la mejor de mis sonrisas.


Nos dirigimos a la charcutería. Estaban atendiendo la señora charcutera y un chavalín jovencito y muy guapete que, obviamente, era gay. Me lo hice venir bien para que fuera él quien me atendiera: compré mi pavo, mi pollo, mis hamburguesas… hasta que el charcuterito me preguntó:

CHARCUTERO: ‘tengo el salami de oferta, quieres que te ponga?’
 

CHRISTIAN: ‘ Si tú me lo aconsejas… dame de tu salami!’

RAMÓN: ‘ Pero estáis hablado de salami, no?’

Unas sonrisitas, unas miraditas… un saludo de despedida y a la caja a pagar.

Nos atiende una cajera muy graciosa, en esta ocasión no había ningún maromo dispuesto a pasarme la tarjeta. Pero… oH! Atención! En ese momento apareció el chico que hace los repartos a domicilio. Si la perfección existe esta reunido en ese cuerpo de repartidor. Hasta la machirulez de Ramón hizo un comentario sobre el cuerpazo del maromo. Y como os podéis imaginar, y pese a la ayuda de los brazacos de Ramón, pedí que me llevaran mi compra a casa.

REPARTIDOR: dime tu nombre, teléfono y dirección, por favor.

CHRISTIAN: nunca me lo habían puesto tan fácil

REAPRTIDOR: jajaja, es que aquí somos muy serviciales!’

RAMÓN: ‘Vale! Me las piro… no aguanto más?’

CHRISTIAN: ‘ Ciao Ramón, y a ti te espero en 30 min en mi casa’

Acabo de llegar a casa, quedan 10 min para que llegue el repartidor con la compra… si eso, os lo cuento en otro post, ok?

Besooos




*Mire TheSinglelist no se hace responsable de lo escrito por Christian en este post :).
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2 comentarios:

  1. quiero saber ya a qué super vas a comprar tu!!!! jajajaja ese super es una mina!! :):):):) me has hecho reir mucho

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  2. Sabremos como acabo la historia con el repartidor? Estoy ansioso por saber si te lo repartieron

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