Queridas, queridos, lo reconozco: tengo miedo.
Ser soltera es una experiencia única, enriquecedora, en la que aprendes a conocerte, valorarte y sacar el máximo provecho a tu tiempo. Desde que empezara el blog, hace 5 años, siempre he querido transmitiros que es un tiempo para vivir, disfrutar y hacer todo lo que nos apetezca porque uno sabe cuando inicia este recorrido single pero nunca sabe si mañana va a ser su último día como tal.
Aunque ser soltera también tiene sus peculiaridades. Es duro ver cómo pasan los años y las historias se repiten: conoces chico, parece que os gustáis, pasáis un tiempo juntos y de pronto, silencio. O, su variación: conoces chico, parece que os gustáis, os acostáis, y te dice que el no quiere nada serio. O, quizá esta os suena más: conoces a un chico, pasa de tu cara y fin.
Es duro, es duro ver, como en la canción de Alejandro Sanz, la margarita dice no, una vez tras otra.
Y, cuando llevas mucho tiempo soltera y esta situación que os he contado pasa a ser la tónica general de cada oportunidad que tienes con un hombre, puede suceder que, un día llegue alguien a tu vida que quizá (con mucha suerte) no es como los demás, pero tú no puedes verlo. Te niegas a sacarlo del saco de fucker, o de 'no quiero nada serio' en el que lo has metido y rezas para que esta vez, todo dure más de una cita, una semana o tu récord anterior.
La gente te dice que pienses en positivo y lo intentas, pero ¿cómo vas a pensar en positivo, en que este sí, en que es él, si cada vez que lo has intentado nada ha sido como esperabas?
El miedo vence, el miedo a perder lo que tienes, el miedo a que no dure te puede y es más fácil que no te lances y le pierda, a que te arriesgues y sufras otra decepción.
No confío, no les creo, en mi mente sólo pienso que todo será igual, que todos quieren lo mismo y que no merece la pena perder mi tiempo. No es justo, sé que no es justo que no pueda arriesgarme como a los 20 dónde el miedo no existía, el tiempo no se te echaba encima y en mi caso, Tinder no existía. A los 30 cada año cuenta, cada decepción es una nueva barrera y cada chico nuevo te supone un esfuerzo mayor.
Lo reconozco, hoy tengo miedo y no es por la cercanía a Halloween.
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