HERIDAS DE GUERRA by Christian Gay

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Buenos días cuquis,

Alguna vez hemos comparado el arte de ligar con la cacería, la pesca o incluso con una batalla. Batallas que no son para conquistar un país, ni una región... sino para conquistar al maromo de turno que nos tiene robado el corazón o se nos ha metido entre ceja y ceja y no podemos seguir viviendo sin conseguir una
aproximación por la retaguardia para luego ser alabado como victorioso después de la batalla.

Pero lo que menos me importa ahora es volver a explicar las técnicas de conquista o de aproximación al macho dominante cual documental de Félix Rodríguez de la Fuente (en paz descanse). Doy por supuesto que siguiendo nuestros grandes consejos en el arte del ligoteo  (ejem, ejem)tenéis la lección más que aprendida y os proporciona excelentes resultados... (ahora no vale pensar lo de: Y así nos va Christian! Guiño-guiño).

Hoy vamos a tratar de diferentes consecuencias y secuelas después de una ardua  ‘batalla del amor’ (joer, parezco Corín Tellado con tanta floritura literaria, no?)

Después de una cita intensa y apasionada con el ligue de turno, puede ser que nos acarree consecuencias físicas. Y no estoy hablando de las agujetas por haber forzado el cuerpo hasta límites insospechados, o por haber adoptado poses nunca antes vistas, cuál chino de Le Cirque du Soleil. Hablo de las secuelas físicas visible, no solo para uno mismo sino también para toda la humanidad.

¿Qué me decís de esos desagradables y pequeños hematomas que pueden aparecer en nuestro cuello? (lo que toda la vida se la llamado un CHUPETÓN que ni es bonito, ni estético, y me atrevería a decir que ni placentero!)

¿Qué me decís de los labios y barbillas enrojecidas por una barba que parece que vienes de esquiar a menos 20 grados bajo cero? Esas barbas que están taaan de moda ahora mismo. Cuánto daño está haciendo el rollo hipster a mi delicados labios y piel!

¿Qué me decís de algunas marcas en la espalda como si tu gato hubiera estado jugando como un desesperado ahí? (arañazos que en el momento de la batalla ni te enteras pero que te dejan la espalda como el taparrabos de Tarzán: hecho trizas!)

¿Qué me decís de unos ‘glúteos’ un poco o un mucho (eso va a gustos) enrojecidos por la acción de un impacto con la palma de una mano? (Qué me está costando ser "fisno"! Lo notáis, ¿no?). Un cachetito o un buen azote a tiempo no viene nunca mal.

¿Qué me decís de una dentadura marcada en alguna parte de tu anatomía? (Bocaditos de amor, mordisquitos de placer...) Pues...¿Qué me vais a decir?
Todos hemos sufrido en nuestras carnes un ataque de amor y un arrebato pasión.

Unos ataques que siempre son bien recibidos y cualquier herida de guerra que provenga de ellos siempre sienta de lo más bien en nuestro cuerpo humano.

Pero eso sí! Siempre que no sean visibles, que es muy feo a nuestras edades tener que ir dando explicaciones y excusas baratas sobre moratones en el cuello que nadie se acaba creyendo. (El típico "me di con la puerta" ;))

Porque al próximo que me deje el cuello cual perro dálmata me encargaré de dejarle yo la marca en la punta de... (termine con lo que está pensando) LA NARIZ

Christian ‘el entumecido’ Gay.


 
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